El versement transport, o “contribución al transporte”, es un impuesto que fue instituido en los años 70cuando las ciudades daban un mayor protagonismo al automóvil y los ciudadanos usaban cada vez menos los transportes colectivos, constituye en la actualidad y más que nunca una herramienta ineludible en el sistema de financiamiento de los transportes públicos urbanos en Francia. Su importancia no ha dejado de aumentar en estos últimos 40 años, hasta convertirse hoy en día en la primera fuente de financiamiento del transporte público urbano. En 2011 representaba el 42 % de los recursos empleados a nivel nacional para financiar los gastos de funcionamiento y de inversión de los transportes colectivos urbanos, con más de 6,300 millones de euros. Esta contribución, que pagan las empresas de más de 9 trabajadores situadas dentro del perímetro del transporte urbano, ha permitido una auténtica renovación de los transportes colectivos, hasta convertirlos hoy, a los ojos de los usuarios, en una alternativa real al automóvil particular en las zonas urbanas. Sobre esta base, el planteamiento de las Autoridades Reguladoras del Transporte Colectivo Urbano (ARTCU) consiste en seguir apoyando una oferta eficaz, pero ahora haciendo frente a una restricción de las finanzas públicas y a un contexto de crisis económica. Habida cuenta de la vital importancia que reviste en el sistema de financiamiento del transporte urbano, la contribución al transporte plantea algunos interrogantes en cuanto a su futuro: ¿Cuál será su dinamismo en los próximos años? ¿Debe evolucionar para responder a la ampliación de las zonas de desplazamientos y favorecer el desarrollo de la oferta de transporte colectivo en los territorios exteriores al perímetro de transporte urbano? ¿En qué sistema de financiamiento global del transporte colectivo debe incluirse este recurso? ¿Hay que recurrir a él para financiar todas las políticas de desplazamientos sustentables?