En 30 años, se duplicará la parte de las personas de más de 75 años. La salud y la autonomía de estos seniors dependen parcialmente de su movilidad peatonal:

• la marcha frecuentemente es el único ejercicio físico practicado,
• los otros modos de desplazamiento, en autonomía, se abandonan progresivamente con el avance de la edad.

Ahora bien, los seniors están sobrerrepresentados en los accidentes de peatones. Por eso, acogerlos en un espacio público en el que los desplazamientos a pie se efectúan con la menor cantidad de riesgos posibles de caer o accidentarse es un reto de sociedad.
Las recomendaciones aquí propuestas a los planificadores muestran que este objetivo se puede alcanzar aplicando las reglas del oficio y las recomendaciones de accesibilidad, al mismo tiempo que se completan por acondicionamientos útiles a todos pero específicamente respondiendo a las necesidades de la población de edad avanzada con pérdida de movilidad.

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